En una mañana soleada de primavera detrás de aquel espejo, espero el reflejo de luz que golpea mi ventana.
Lejana su llegada, lejana nuestra presencia. En dirección a mis ojos, la luz atraviesa el espejo, es posible que esta vez, logre esquivarlo. La estrategia es un acercamiento decidido, caminar hacia lo alto de la imagen, sí, desplazamiento leve y sigiloso hacia la izquierda. He estudiado sus movimientos, sé que tras golpear el espejo, la luz resplandece y glorifica la caricia, aunque sea por un segundo.
Pero el reflejo va hacia a mis ojos, no me permite mirar, teme perderse de nuevo en mi presencia.
lo miro |